viernes, octubre 17, 2008

SLICK WATTS

No le pusimos como candidato al mejor base de la historia Sonica. Había otros candidatos con mejores números, pero quizás, ninguno tenga el carisma de Slick Watts, jugador rocambolesco y con una personalidad y estilo inconfundible, que le hacen acreedor a su propia entrada.

Aún nacido en Louisiana, muy cerca de donde nació otra estrella Sonica, como Spencer Haywood, Watts donde empezó a destacar fue en el Streetball neoyorkino, donde es aun hoy, una leyenda total.

Nunca llegó a ser drafteado, pero los Sonics vieron inmenso potencial en el, y le ofrecieron la oportunidad de ganarse un contrato, en un tryout dirigido por el entonces entrenador de los Sonics, un tal Bill Russell.

Le dijeron que tenía que ir a Seattle, Washington, y el flipó cuando no le llevaron a Washington DC, sino al noroeste del país. Pero aun asi se hizo hueco en el roster de los Sonics, donde permaneció 5 años.

Pero mas allá de los números, donde en su tercer año llego a liderar la liga en asistencias y robos, lo que perdura de Slick, es su caracter. Slick tenía cuando llego a Seattle un Volkswagen naranja, y con el iba recorriendo la ciudad, parando en cafes, hablando con la gente. Por eso la gente le adoraba, porque lejos de la soberbia y la frialdad de muchas estrellas, el era uno más, le encantaba parar a charlar con la gente de la calle, hablar de los Sonics, de basket, que le recomendasen sitios, que le dijesen atajos de como llegar antes al centro de entrenamiento o al pabellón. También se implicó mucho con la comunidad, y por ello ganó en el segundo año de historia de este premio, el J. Walker Kennedy Citizenship Award.

Pero el legado que aún hoy pervive en la liga, fue la cinta en el pelo. Fue uno de sus percurores, sino el principal percusor de la cinta, y no era extraño además, que la llevase de medio lado, eso si, con su eterna sonrisa. Cuentan que le gustaba llevarla así, porque en una sesión oficial de fotos, por un golpe que se dio fortuitamente con otra persona, se le quedó de medio lado. Y le gustó.

Slick Watts, más allá de las pistas, uno de los primeros en llevar el streetball a profesionales, y un crack fuera de la pista. Ojalá hubiese más Slicks.